Resumen de la homilía del padre carmelita, Rafael Pascual Elías, pronunciada en el convento del Caballero de Gracia de la calle Blasco de Garay de Madrid, el día 29 de octubre de 2016, con motivo de los cultos de la Virgen del Olvido, Triunfo y Misericordias, que se celebran en este convento todos los meses, el último sábado de cada mes.
“POR SU MEDIO (DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN DEL OLVIDO) MI HIJO Y YO RECIBIMOS CULTO”
Hoy nos convoca nuestra Madre la Virgen del Olvido. Es sábado, estamos a pocos días de celebrar la gran solemnidad de Todos los Santos y concluimos el mes del Rosario. En esta tarde vamos a recordar la última promesa que la Virgen hace a la Madre Patrocinio: “Por su medio (de la imagen de la Virgen del Olvido) mi Hijo y yo recibimos culto”.
Hemos tenido la exposición del Santísimo, el Hijo de Dios ha estado expuesto para adorarlo y estar con Él y además en su presencia se ha rezado el Rosario. Con ello damos culto a su Hijo y a su Madre. Se cumple la promesa de la Virgen al estar ante la imagen de la Virgen del Olvido cada uno de nosotros.
Y ahora celebramos la eucaristía en honor de nuestra Madre en la que se hace presente su Hijo con su Palabra y con su Cuerpo y de nuevo damos culto a Madre e Hijo.
Hoy Cristo quiere entrar en nuestra casa: en nuestro corazón, en nuestra mente, en nuestro espíritu. Las palabras que Jesús dirige a Zaqueo nos recuerdan los títulos de la Virgen del Olvido, Triunfo y Misericordias.
Olvido: “Zaqueo, baja en seguida porque hoy he de quedarme en tu casa”.
Cristo toma siempre la iniciativa y llama al hombre, pero puede que éste se “olvide” del encuentro que ha tenido lugar. Sucede muchas veces. Participamos de la eucaristía porque no olvidamos a Cristo y a su Madre y queremos darles culto para nuestro bien y el de toda la Iglesia. Así sucede cuando la Virgen le dice a sor Patrocinio que se han olvidado de Ella, igual que con el Cristo de la Palabra. Madre Patrocinio rompe este “olvido” y comienza a honrar a María, la Virgen, y a su Hijo. Y un culto que se difunde con rapidez por el Madrid decimonónico; llega a expandirse por España hasta traspasar las fronteras como bien somos testigos de ello los que nos encontramos hoy aquí y todos los que difunden la devoción a la Virgen del Olvido. No podemos olvidarnos ni de Cristo ni de nuestra Madre.
Triunfo: “El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido”.
Cristo con su muerte vence al pecado y a la muerte y nos entrega en la eucaristía su Cuerpo para nuestra salvación. Es lo que sucede cuando entra en la casa de Zaqueo y dentro de unos momentos cuando comulguemos. Con la entrada de Cristo en nuestro cuerpo somos santificados, nos acercamos a la salvación, entramos en intimidad con el mismo Dios que está en lo más profundo de nuestro ser. Con la aparición de la Virgen, Sor Patrocinio se ve libre al fin de los continuos y feroces ataques del demonio, pero la Virgen le avisa también que no cesarán las persecuciones de los hombres que en muchas ocasiones no dejan de ser tan dolorosas y trágicas como las causadas por el enemigo. El triunfo sobre el pecado y sobre el demonio viene de la mano de la eucaristía y de la intercesión de la Santísima Virgen María.
Misericordias: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre también es descendiente de Abraham”.
Zaqueo recibe la misericordia de Dios al acogerlo en su casa, igual que nosotros con los cultos que hacemos en honor de la Virgen del Olvido. No sé si somos conscientes de toda la gracia que esta tarde se ha derramado y va a seguir derramándose a lo largo de la eucaristía. Esos momentos de adoración ante Jesús eucaristía para ponernos ante Él con todo nuestro ser y acoger todo lo que nos haya querido decir, algunos han recibido el sacramento del perdón con el que poder ganar el jubileo de la misericordia, rezar el santo rosario con el que tantas gracias se obtienen de nuestra Madre, participar de la eucaristía…, todo esto es una fuente inagotable de misericordias. Si ponemos la mirada en sor Patrocinio descubrimos el sinfín de gracias y misericordias que recibía en su vida y en las que se apoyaba para estar cada vez más unida a la voluntad de Dios y de la Virgen María para superar así las infinitas dificultades que por parte humana o diabólica surgían en su vida como religiosa.
La eucaristía continúa, pero con estas palabras nos queda clara la mutua relación que se da entre Cristo y la Virgen. La Virgen del Olvido nos conduce a su Hijo y su Hijo nos lleva a Ella. El Hijo de Dios nos abre las puertas de la Salvación, pero María, la Virgen del Olvido no se queda a un lado, sino que colabora, intercede, es corredentora en la obra de salvación de su Hijo para toda la humanidad. Como buena Madre nos enseña el mejor modo de acercarnos a su Hijo y Este nos muestra el mejor camino de encontrarnos con Ella. Así, unidos a Cristo que entra en nuestra vida, nos acercamos al amparo y protección de Nuestra Madre la Virgen del Olvido, Triunfo y Misericordias.
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