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Para conmemorar el tránsito de Sor Patrocinio (27-I-1891) reproduzco estos párrafos de mi libro Las llagas de la monja. Sor Patrocinio en el convento del Caballero de Gracia Páginas 184-186

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Sor Patrocinio fue juzgada y declarada injustamente culpable de utilizar sus dones extraordinarios para favorecer al bando carlista, más tarde los mismos la acusaron de apoyar a la reina contra la que lucharon los carlistas, y oculta su verdadera vida por toda esta serie de mentiras y calumnias, llevamos demasiado tiempo sin saber quién fue Sor Patrocinio. Pues bien, descubramos una faceta de su vida. En ocasiones, a Sor Patrocinio se le concedió el don de penetrar en el interior de las conciencias y no dudó en utilizarlo, no para satisfacer intereses bastardos o curiosidades malsanas, sino para provocar la conversión del corazón y llevar a las almas a Dios. La madre Pilar cuenta en su escrito algunos casos, hay muchos, pero vamos a referir aquí tres casos bien distintos por tratarse de personaje tan diferentes como los masones, un noble y un sacerdote.

El primer caso lo cuenta Sor Isabel de los Remedios: “He dicho que penetraba los más íntimos secretos del alma y así es; no solo yo, sino otras a quienes se lo he oído, teníamos la experiencia de que penetraba el interior, causando en muchas ocasiones con solo presentarse la paz y sosiego a veces perdido; y esto no solo las religiosas, sino también los seglares. Me consta que hizo muchas conversiones y arreglos de vida, y haber sacado de la maldita secta masónica a varios personajes, no pudiendo dejar de hacer lo que aquella santa les aconsejaba pues su dulzura subyugaba y arrastraba al bien; tenía una mirada sumamente modesta y dulce, pero al mismo tiempo tan penetrante, profunda y perspicaz que no se podía sostener, y cuando se fijaba no se podía menos de bajar a buscar los rincones de la conciencia, porque claramente se conocía que había penetrado los secretos de ella, y así ganó muchas almas para su Dios y las sacó de la boca del Dragón infernal”. Sor María Isabel de Jesús, Breve reseña…ob., cit., p. 149.

El segundo caso es el de un noble, con un alto puesto en el palacio de la reina Isabel II, y lo cuenta el doctor Juan González de San Román: “También me refirió el marqués de Valderas lo siguiente: Era este señor Secretario de la Estampilla de palacio en tiempo de Isabel II, la cual le dio un rollo de papeles para que los llevara a la madre Patrocinio al convento de Madrid. El señor conde contestó, irrespetuosamente, que estaba harto de esa monja milagrera, embaucadora y embustera, y por consiguiente ponía a disposición el cargo que desempeñaba, del cual hacía dimisión y se retiró. Pero después de haber salido de la cámara, recapacitó que había obrado mal y seguidamente volvió a ver a S. M., pidiéndole perdón y aceptando el encargo que le había hecho; salió de palacio, tomó el coche y sin detenerse ni hablar con nadie fue a llevar el rollo de papeles a la madre Patrocinio, la cual al verle le dijo: ‘Sr. marqués, ¿cómo viene V. a visitar a esta monja milagrera, embaucadora y embustera?’ Al oír el Sr. marqués estas palabras, cayó de rodillas pidiéndola perdón, comprendiendo que en aquello había algo de sobrenatural, por haber inspirado Dios a la madre las palabras que él había pronunciado; de tal manera influyó en el modo de ser del marqués este hecho, que varió completamente de vida, cumpliendo los oficios de cristiano desde entonces, que por espacio de veintitantos años había tenido en el más completo abandono. Este hecho nos lo contó el marqués de Valderas a mi esposa y a mí en el convento de Guadalajara, donde nos encontramos por casualidad y donde yo fui por ver a mi hija que estaba de educanda en dicho convento; estando en el locutorio la madre Patrocinio con nosotros, principió a contar el hecho ya referido, a lo cual se opuso fuertemente la madre Patrocinio; pero insistiendo el marqués, la madre se retiró salvando así su modestia y dando una prueba más de la humildad que la distinguía”. ADT. Proceso de Beatificación, tomo II, fols. 1.031 vto. y 1.032.

El tercer caso tiene que ver con un sacerdote, y no me cabe duda que Sor Patrocinio tuvo que hacerse una gran violencia para decirle al sacerdote lo que lo dijo. Cuenta lo sucedido Sor María Margarita del Pilar: “Recuerdo que me contaron, no sé si el padre Estarta o algunas religiosas, que una vez llamó nuestra Madre a un sacerdote, cuya misa estaba oyendo y le dijo que estaba diciendo la misa en pecado mortal, y el sacerdote contestó que sí era cierto, extrañándose que la madre los supiera pues creía que solo Dios y él lo sabían”. ADT. Proceso de Beatificación, tomo II, fol. 977 vto.

Javier Paredes