Este monasterio de religiosas de la Orden Militar de Santiago fue fundado por Felipe IV en 1650 y es obra de los arquitectos Manuel y José del Olmo.

 

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Santiago Apóstol en la Batalla de Clavijo por Luca Giordano (1634-1705), pintado en 1695 para presidir la iglesia de las Comendadoras de Santiago de Madrid

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En 1825, el mismo año en que murió su padre, Sor Patrocinio ingresó en las Comendadoras de Santiago de Madrid, en calidad de educanda. Y tres años después salió de este convento para tomar el hábito en Caballero de Gracia. Fueron tres años de tranquilidad para ella sin tener que soportar el maltrato de su madre y un tiempo de formación. Una parte del convento de las Comendadoras estaba habilitado como residencia para señoras de edad de las aristocracia madrileña, a las que tuvo que servir Sor Patrocinio a cambio de su manutención y de las que aprendió las buenas maneras, que no las pudo ver ni en su entorno familiar ni en San Clemente, y que tan necesarias le fueron posteriormente para saber  tratar a los más altos personajes, incluidos los reyes de España.  Las Comendadoras no solo respetaron su decisión de profesar en una Orden diferente a la suya, sino que la ayudaron a hacerlo y mantuvieron siempre muy buenas relaciones, por el buen recuerdo que dejó y que persiste al día de hoy.